Por un momento, parecía que el denominado 'plan B' del equipo dirigido por Manuel Pellegrini no iba a funcionar. La primera mitad transcurría entre bostezos y escasas ocasiones, sin que ninguno de los dos conjuntos consiguiera dominar con claridad el choque. El sensacional ambiente del Cornellà-El Prat -que se estrenaba en partido oficial- y el recuerdo de la afición perica al malogrado Dani Jarque habían superado la expectación del encuentro.
En estas, llegó la primera aparición de un Kaká que hace bueno a todo aquel que le rodea. El brasileño se asoció en la frontal del área con Granero con una gran pared que el 24 blanco resolvió a la perfección.
Un gol importante tanto para el canterano, que reivindicó un sitio en el equipo, monopolizando además las acciones a balón parado de los blancos; como para los de Pellegrini, por el minuto en que se produjo. Seis antes del descanso, concretamente, en uno de esos denominados goles psicológicos.
Reacción perica
El Espanyol mejoró sensiblemente con la entrada de De la Peña y Coro. El primero asumió la creatividad y el juego de los de Pochettino, mientras que el interior intentaba desbordar, una y otra vez, por su banda izquierda. No obstante, las ocasiones de peligro seguían brillando por su ausencia.
Mientras, el Madrid esperaba, consciente de que los huecos que podían dejar los pericos serían una vía factible para sentenciar el choque. Una sentencia que llegó con otra genialidad de Kaká. El 8 blanco se internó en el área, regateó a Chica y cedió un regalo que Guti no desaprovechó. 0-2, minuto 77 y partido sentenciado.
Ya en el descuento, fue precisamente Guti el que recordó que en sus botas sigue habiendo fútbol con un sensacional pase que Cristiano Ronaldo, que había ingresado en el irregular césped de Cornellà poco antes, marcara por debajo de las piernas de Kameni. Gol importante también para el luso para olvidar todo lo vivido los días anteriores con la selección de Portugal.
Si los onces se miden por victorias, las rotaciones de Pellegrini funcionaron a la perfección. Un funcionamiento logrado, en gran medida, gracias a Kaká.
En estas, llegó la primera aparición de un Kaká que hace bueno a todo aquel que le rodea. El brasileño se asoció en la frontal del área con Granero con una gran pared que el 24 blanco resolvió a la perfección.
Un gol importante tanto para el canterano, que reivindicó un sitio en el equipo, monopolizando además las acciones a balón parado de los blancos; como para los de Pellegrini, por el minuto en que se produjo. Seis antes del descanso, concretamente, en uno de esos denominados goles psicológicos.
Reacción perica
El Espanyol mejoró sensiblemente con la entrada de De la Peña y Coro. El primero asumió la creatividad y el juego de los de Pochettino, mientras que el interior intentaba desbordar, una y otra vez, por su banda izquierda. No obstante, las ocasiones de peligro seguían brillando por su ausencia.
Mientras, el Madrid esperaba, consciente de que los huecos que podían dejar los pericos serían una vía factible para sentenciar el choque. Una sentencia que llegó con otra genialidad de Kaká. El 8 blanco se internó en el área, regateó a Chica y cedió un regalo que Guti no desaprovechó. 0-2, minuto 77 y partido sentenciado.
Ya en el descuento, fue precisamente Guti el que recordó que en sus botas sigue habiendo fútbol con un sensacional pase que Cristiano Ronaldo, que había ingresado en el irregular césped de Cornellà poco antes, marcara por debajo de las piernas de Kameni. Gol importante también para el luso para olvidar todo lo vivido los días anteriores con la selección de Portugal.
Si los onces se miden por victorias, las rotaciones de Pellegrini funcionaron a la perfección. Un funcionamiento logrado, en gran medida, gracias a Kaká.